domingo, 18 de agosto de 2019

REFLEXIONES EDUCATIVAS

·         Porque habla de inspirar y de alentar, y sin ganas, sin motivación, no hay aprendizaje posible. Es como si los alumnos se enfundaran en un traje de neopreno y el saber no pudiera mojarlos.

·         Porque por mucho que yo sepa, posiblemente no pueda entregarle todo mi saber a mis alumnos. E incluso si lo pudiera hacer estaría limitándolos de alguna manera a mis propios límites y concepciones del aprendizaje, mientras que si consigo enseñarles a aprender, a buscar, a descubrir, a investigar, con total seguridad que serán capaces de llevar su aprendizaje a límites que para mí son inconcebibles e inalcanzables.
·         Porque la profesora no habla de “bien” o “mal”. No entrega una nota a cambio de un trabajo o un examen como una transacción de aprendizaje estandarizado. No. Lo que hace es acoger el momento del alumno y hacer de trampolín para que éste pueda llegar más lejos
·         Porque fomenta un enfoque creativo de la vida y del aprendizaje y esto, hoy por hoy, es más útil y valioso para cualquier persona que una tonelada de conocimientos empaquetados
·         Porque me he emociado recordando a todos aquellos docentes, profesores y formadores, que sí han contribuido a que yo aprendiera a aprender, y aún hoy sigo haciéndolo y eso me ha permitido reinventarme, crecer y atreverme posteriormente a compartir una forma diferente de aprender y de formar
Creo sinceramente que tenemos un reto ante nosotros, los que nos dedicamos a formar a otros. Bajarnos del pedestal del que enseña a otro desde lo que ya sabe, y atrevernos a enseñarles a prender, desde el apoyo de lo que sabemos, pero con el foco puesto en que ame aprender, que le enseñemos a aprender.
Y se me ocurren algunas ideas para poner en práctica de forma inmediata y con relativa sencillez:
·         Creer con fe ciega en el potencial de aprendizaje de cualquier alumno
·         Poner el foco en impulsar y no en limitar o controlar el ansia de saber: la curiosidad
·         Empujar con fuerza al alumno más allá de su área de confort, allí donde existe la oportunidad de un verdadero aprendizaje
·         Atreverme a poner en tela de juicio mis propias convicciones y límites, porque posiblemente sean los que más frenen el aprendizaje de los que están conmigo
·         No calificar como “malo” un aprendizaje: simplemente hay puntos diferentes de partida para aprender más
·         Impulsar con nuestro propio entusiasmo de aprendedor insaciable
Espero que este artículo te haya resultado inspirador y motivador para tu labor del día a día, para incrementar tu compromiso con esta labor casi sagrada de enseñar a aprender que nos corresponde. Y si te ha gustado el artículo, te agradeceré que pulses sobre el botón “Me Gusta”, así me das feedback y te iré conociendo mejor en tus gustos, y yo seguiré aprendiendo…
“Los hombres aprenden mientras enseñan.”