Un hijo bien educado, es un regalo, es como una escultura viviente que construimos con todo aquello que nos gusta, es como crear nuestro propio amor. Con mucho amor y pasión. Es una obra de arte de la que sentirse orgulloso, un legado que regalamos al mundo, y un maestro que nos educará a nosotros, cuando sea menester.
Un buen hijo es un regalo
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