miércoles, 28 de marzo de 2012

YO NO SOY UN TRABAJADOR DE LA ENSEÑANZA


Yo no soy un trabajador de la enseñanza...
Yo soy un MAESTRO. Realizo una labor social, o para la sociedad, a través de personas: mis alumnos; siendo un poco utópico y optimista, creyendo que puedo hacer algo contra la genética y el propio ambiente, para mejorar la formación de mis niños, o que al menos debo intentarlo.

Me siento feliz cuando saco adelante uno de esos "casos imposibles". Cada día reflexiono sobre mi trabajo, y me sigo disgustando cuando no acierto con todos los alumnos. Mi recompensa es su afecto, que a veces llega incluso con el paso de los años, y, curiosamente, llega sobre todo el de aquellos a los que tuve que corregir reiteradamente y a su pesar.

Sigo soñando que puedo educar instruyendo e instruir educando, a pesar de todas las dificultades. Me siento grande trabajando con pequeños.

Y pido un respeto. Para empezar que se me llame por mi nombre, no soy ni "seño", ni profe", ni apóstol de la docencia, ni mucho menos trabajador de la enseñanza, soy un MAESTRO, y trabajo en la ESCUELA.

Pido a la Administración que me evalúe, pero que también me valore cuando lo haga bien; que sea generosa, y cuando no acierte que me diga cómo hacerlo o me ponga los medios a mi alcance, que no me empuje con la burocracia.

A los padres les pido que pregunten a sus padres, o a los padres de sus padres (si es que son demasiado jóvenes) de cómo se respetaba al maestro. A mis compañeros, que no manchen el nombre de Maestro y lo lleven con orgullo.

El respeto de los niños me lo he de ganar yo, día a día.

No necesito campañas para darme prestigio, ya lo tengo, sólo me sobran las campañas que me desprestigian.

Por favor, un respeto, que soy MAESTRO

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